1.
DEFINICIÓN
A
través de los años se ha propuesto una gran variedad de definiciones para el
término "ambliopía", que se considera por lo general una pérdida
inespecífica de AV. El término es relativamente fácil de ilustrar, pero difícil
de definir cómo podemos observar en las innumerables definiciones que se nos ha
dado a lo largo del tiempo.
Casi todas las definiciones emitidas por los diferentes autores,
desde Von Graefe “Ambliopía
es la condición en la que el observador no ve nada y el paciente muy poco” a
mediados del siglo XIX hasta nuestros días, han girado en torno a la opinión de
que, de una u otra manera, la ambliopía es «un déficit visual sin causa
orgánica o anatómica que lo justifique».
Tras leer numerosas definiciones, a mi juicio, quien mejor la
define es Alfred Bangerter (1953): «Ambliopía es la disminución de la visión sin lesión orgánica o
con lesión orgánica cuya importancia
no es proporcional a la magnitud de aquella disminución».
Se
sabe que la ambliopía es el resultado de una degradación de la imagen retiniana
durante un periodo de desarrollo visual, que históricamente se ha considerado
como los 7 primeros años de vida, por lo que podemos decir que la ambliopía se
desarrolla tan sólo en niños hasta la edad de 6-8 años, aunque puede persistir
durante toda la vida. Pacientes mayores permanecen inmunes a las condiciones
ambliogénicas.
No
debemos olvidar nunca que el periodo sensible para el desarrollo de ambliopía, no es el mismo periodo sensible para
tratarla, siendo este último mucho más largo.
Debe
darse una o más de las siguientes condiciones de aparición en la edad de
plasticidad visual del niño para el desarrollo de la ambliopía:
-
Ambliopía funcional por estrabismo.
- Ambliopía
funcional refractiva anisometrópica.
- Ambliopía funcional refractiva isometrópica.
- Ambliopía funcional por nistagmo.
- Ambliopía
por deprivación visual.
-
Ambliopía idiopática.
2.
EPIDEMIOLOGIA DE LA AMBLIOPÍA
Es la causa más frecuente de pérdida de visión en
niños con una prevalencia estimada de un 1% al 5% dependiendo de la
población a estudio. Debido a la falta de detección o tratamiento continúa
siendo en adultos una importante causa de pérdida de visión con una prevalencia
estimada del 2,9%. En un último estudio efectuado por ópticos optometristas
Extremeños en el año 2012, sitúan el porcentaje de ambliopes en el 3,12 % de la
población en niños de edades comprendidas entre los 3 a los 6 años.
(jornadashispanolusasdelavision)
Un
estudio del Nacional Eye Institute en
los Estados Unidos mostraba a la ambliopía como la causa más frecuente de
pérdida monocular de visión en personas entre 20 y 70 años, aunque
existen pocos datos sobre la prevalencia e incidencia de los distintos tipos de
ambliopía.
La ambliopía por deprivación parece ser
infrecuente, basándonos en la incidencia de factores causantes de
catarata infantil (de 2 a 4,4 por 10.000 nacidos vivos).
Por
otro lado muchos estudios clínicos estiman en 1/3 las ambliopías anisometrópicas, 1/3 las estrábicas y 1/3 una
combinación de ambas
3. EXAMEN
CLÍNICO
El examen
clínico del paciente amblíope es mucho más que una determinación de la agudeza
visual y del estado refractivo. En general, dos son los objetivos que se
persiguen en el examen clínico del paciente amblíope:
1. Realizar
un diagnóstico correcto, determinando la causa etiológica de la condición. Ello
permitirá detectar cuándo se trata de un paciente con ambliopía funcional
susceptible de un tratamiento optométrico, y cuándo es necesario referir al paciente
a otro especialista por sospecha de causa orgánica o patológica de la pérdida
de agudeza visual.
2. Realizar
un pronóstico correcto, que oriente sobre la conveniencia o no de iniciar un
tratamiento optométrico y del tipo de tratamiento más adecuado para cada caso.
Un examen
clínico completo que permita llegar a un diagnóstico correcto debe incidir en
una serie de puntos:
Valoración
(AV) VS Ambliopía
-
Ambliopía Profunda: AV < de 0,100.
-
Ambliopía Media: AV de 0,1 a 0,5.
-
Ambliopía Ligera: AV > de 0,5.
Esta
clasificación presupone que la agudeza visual del ojo bueno es de 1 (unidad),
algo que no siempre ocurre en clínica, donde vemos que niños de 5 años pueden
tener una agudeza visual del ojo director de 0,7, por lo que preferimos
fijarnos en la diferencia de visión entre un ojo y otro:
-
Ambliopía Profunda:
diferencia >0,5
-
Ambliopía Media:
diferencia entre 0,3-0,5
-
Ambliopía Ligera:
diferencia <0,3.
3.1
Disfunciones características del
ojo amblíope
Se sabe que
la disminución de la agudeza visual no es más que "la punta del
iceberg" del conjunto de problemas o anomalías sensoriales y oculomotoras
que conlleva asociadas. A continuación se exponen algunas de las disfunciones
características que pueden en mayor o menor grado afectar al ojo amblíope.
a)
Interacción de contornos y fenómeno de amontonamiento:
Existe
una interacción entre la letra que se pretende fijar y los contornos que la
rodean que hace que, las letras que se encuentran en los extremos de los
optotipos sean más fáciles de identificar, mientras que las letras interiores
presenten mayor dificultad en su interpretación. Esta interacción de contornos
sucede siempre que el interespaciado entre letras es menor que el tamaño de una
de ellas, incluso en el ojo visualmente normal.
Dado que en
el amblíope existe una baja agudeza visual, esta interacción adquiere una gran importancia,
ya que la separación entre letras o símbolos en los niveles de agudeza entre
0,1 y 0,5, para los optotipos tradicionales, raramente es superior al tamaño de
una de las letras. En consecuencia se produce el fenómeno de amontonamiento y
es difícil la determinación exacta de la agudeza visual. Para agudezas
superiores a 0,5, generalmente existe la suficiente separación entre las letras
de cada línea como para que la interacción de los contornos no se manifieste.
b)
Baja sensibilidad al
contraste: Generalmente
se encuentra disminuida
c)
Anomalías oculomotoras:
a.
Movimientos sacádicos:
En los ojos amblíopes
podemos encontrar un aumento en el tiempo de latencia, es decir, el tiempo que
pasa entre el cambio de estímulo y la iniciación del movimiento sacádico.
b.
Movimientos de
seguimiento: En el
ojo amblíope se ha encontrado una reducción de la velocidad crítica para la que
el movimiento de seguimiento se ayuda de un sacádico o se sustituye por él.
c.
Movimientos de
fijación: Cuando el ojo
amblíope mantiene la fijación monocular, existe un aumento de la amplitud y la
velocidad de las fluctuaciones. Ésta es una anomalía específica de la ambliopía
d)
Anomalías de
acomodación
En el ojo
amblíope existen unas disfunciones acomodativas características:
a)
La amplitud de acomodación es desigual en
ambos ojos ya que con frecuencia se encuentra reducida en el ojo amblíope.
b)
La relación estímulo-respuesta es anormal. A
niveles de estímulos habituales de visión próxima, entre 1,5 y 5 D, la
respuesta acomodativa es significativamente menor, es decir, existe un mayor
retraso acomodativo.
c)
La
acomodación es imprecisa, ya que si se adicionan lentes positivas o negativas
variando el valor del estímulo, la acomodación no responde en la misma medida.
4.
Tipos de ambliopía
a) Ambliopía
Estrábica:
Un niño con los ojos derechos posee
una visión binocular normal, esto justifica que cuando sus dos ojos observan un
objeto, este se proyecta en ambos ojos, sobre zonas simétricas de la retina. De
este modo el cerebro puede fusionar ambas imágenes retinianas de manera normal
y serán vistas como una solo imagen y en sus tres dimensiones, esto conforma
una visión binocular normal.
Cuando un
ojo esta desviado desde la infancia, este proceso no sucede, pues el cerebro no
puede fusionar dos imágenes ubicadas en zonas diferentes o no correspondientes
de la retina. Aparece así una situación de “confusión” y “visión doble”, pero el cerebro resuelve este
problema “suprimiendo” la imagen del ojo que ve peor; de esta forma el niño
podrá observar solo la imagen del ojo que se mantiene derecho. Este mecanismo
de “supresión” causa la “pérdida de la visión binocular normal” que conlleva a
la ambliopía por no estimulación del ojo torcido (no dominante).
Por lo que
podemos aceptar que la ambliopía es consecuencia de la supresión o inhibición
cortical constante de las imágenes
provenientes del ojo desviado. No obstante, no todo estrabismo justifica la
existencia de una ambliopía, sino que debe atenderse a la constancia del
estrabismo.
La
ambliopía está asociada o aparece en estrabismos que se manifiesta en edades
inferiores a los 7 años. (Periodo crítico)
b) Ambliopía Anisometrópica:
En esta
condición existe un defecto refractivo significativo en un ojo que, provoca una
diferencia de nitidez de las imágenes retinianas, que a su vez dificulta el
correcto desarrollo de la agudeza del ojo con mayor ametropía.
Es
necesario señalar que la correcta compensación óptica del defecto refractivo,
incluso en edades muy tempranas, no garantiza que no se desarrolle una
ambliopía, ya que cuando el paciente lleva la corrección puede provocarse una
diferencia importante en el tamaño de las imágenes retinianas, lo que también
dificultará la fusión y facilitará la instauración de la ambliopía.
Ahora bien,
no toda anisometropía es susceptible de crear una ambliopía. Así, la
anisometropía es un factor ambliogénico diferente para miopías e
hipermetropías.
Cuando
existe una anisometropía hipermetrópica, la respuesta acomodativa siempre es
controlada por el ojo menos hipermétrope (tanto en visión lejana como en visión
próxima), por tanto el otro ojo no recibe nunca las imágenes nítidamente. Por
el contrario, cuando existe una anisometropía miópica, el paciente puede
utilizar ambos ojos: el menos miope para visión lejana y el más miope para visión
próxima; esto hará que la visión monocular de ambos ojos puedan desarrollarse
de forma adecuada. No obstante, esto es posible dentro de un cierto grado de
anisometropía.
Factores
ambliogénicos en la siguiente tabla:
ANISO (anisometropía) ISO (isometropía)
c) Ambliopía
isometrópica:
Cuando
existe un error refractivo bilateral y de corrección tardía, puede parecer una
ambliopía bilateral. Es característico que la corrección adecuada no resulte de
forma inmediata en la normalización de la agudeza visual, que tan sólo mejora
tras la utilización de la refracción durante un tiempo prudencial de 3 a 6
meses. Raramente aparece un estrabismo secundario a la ambliopía, dado el
carácter bilateral de la condición.
No existen
estudios que determinen el valor del error refractivo bilateral que puede
originar una ambliopía isometrópica; no obstante, suele ser frecuente en
hipermetropías elevadas, superiores a las 3 ó 4 dioptrías, en astigmatismos
significativos, superiores a 1,5 ó 2 dioptrías, y en ciertos casos de miopía
elevada.
En
pacientes miopes y astigmáticos, se recomienda la total compensación con gafas o
lentes de contacto. En casos de hipermétropes, siempre que no se acompañe de un
estrabismo secundario a la hipermetropía, la mejor visión se alcanza con
hipocorrecciones significativas.
Esta ambliopía funcional es de buen
pronóstico.
d) Ambliopía
por deprivación visual:
Aparece de
forma secundaria a una falta de transparencia de los distintos medios oculares.
Cuando
estos obstáculos aparecen en la época de máxima plasticidad visual, impiden la
formación de imágenes nítidas en la retina y el correcto desarrollo de la
fóvea. Las causas más frecuentes para este tipo de ambliopía son:
-
Cataratas congénitas (Figura 3.)
- Ptosis palpebral
- Distrofias
corneales
e) Ambliopía
por nistagmos:
Primero recordamos que
es el nistagmo: El nistagmo es un
movimiento involuntario e incontrolable de los ojos. El movimiento puede ser
horizontal, vertical, rotatorio, oblicuo o una combinación de estos. Está
asociado a un mal funcionamiento en las áreas cerebrales que se encargan de
controlar el movimiento, pero no se comprende muy bien la naturaleza exacta de
estas anomalías.
El
nistagmo congénito presenta alteración de agudeza visual, condicionada por
diversos factores:
a)
Lesiones orgánicas que a veces acompañan a esta enfermedad: albinismo, catarata
congénita, aniridia, degeneraciones retinianas, fibroplasia retrolental,
acromatopsia, atrofias ópticas, anomalías congénitas papilares, lesiones corio-retinianas
etc.
b)
Ametropías que, frecuentemente, se asocian al nistagmo congénito manifiesto
(astigmatismo, hipermetropía y miopía).
c)
En el nistagmo encontramos ambliopía, posiblemente por deprivación visual
nistágmica propiamente dicha, que va a depender del tipo, amplitud y frecuencia
del nistagmo, así como de la existencia, o no, de zona neutra de bloqueo, y del
aprovechamiento de la misma por el individuo.
d)
Puede haber ambliopía estrábica sobreañadida.
f ) Ambliopía
idiopática
A veces, no
es posible encontrar patología orgánica alguna ni evidencia de enfermedad
susceptible de ocasionar ambliopía (alteración refractiva, anisometropía,
estrabismo, nistagmo, etc.), teniendo que encasillar el cuadro en el cajón
de ambliopía idiopática.
Escribe Parinaud:
«... sería interesante constatar, si en los casos de este género pudiera
existir degeneración de los elementos retinianos maculares, invisibles al
oftalmoscopio».
Ante una
ambliopía unilateral con las características reseñadas, hay que tener siempre
presente la posibilidad de microtropía. Siempre, sin olvidar la agnosia, la
ambliopía histérica y la ambliopía simulada.
5.
Tratamiento
optométrico
El tratamiento convencional de la ambliopía
incluye:
a) Compensación adecuada de la ametropía existente.
b) Oclusión.
c) terapia visual activa.
El régimen de oclusión específico se
determina basándose en la edad del paciente, la binocularidad, el nivel de
agudeza visual y las necesidades visuales. El éxito del tratamiento depende de
varios factores, pero entre ellos el más importante es que el paciente lo
cumpla. El objetivo final del tratamiento de la ambliopía es conseguir la
máxima agudeza visual con fijación central e involucrar al ojo amblíope en la
binocularidad, siempre que esto sea posible.
5.1
Refracción y prescripción
Ya ha sido comentada la importancia de
la refracción objetiva en pacientes amblíopes. Como regla general, se debe
proporcionar la mejor corrección óptica posible al amblíope antes de iniciar
cualquier otro tratamiento. Normalmente esto incluye la total corrección del
astigmatismo y de la anisometropía. Si esta compensación total es impracticable
en una primera vez, la prescripción inicial puede modificarse de forma análoga
en ambos ojos.
La corrección de pequeños defectos de
graduación puede ser necesaria para alcanzar la mejor agudeza visual. Con la graduación óptima puesta cualquier
déficit visual es por definición secundario a ambliopía. La evidencia
actual es convincente e indica que el
uso continuado de gafas es “per se” curativo pues proporciona a la fóvea
claridad de imagen tal vez por primera vez.
Los investigadores han demostrado un
progresivo aumento de agudeza hasta los 18 meses y en ocasiones durante un
periodo mayor, solo usando la graduación, y lo han denominado periodo de ADAPTACION REFRACTIVA.
Se sabe que recuperan 20/25 o mejor en un año
la mayor parte de los niños menores de 10 años, con defectos refractivos
bilaterales y ambliopía bilateral, solamente utilizando sus gafas.
En un estudio realizado por el doctor Clarke
y colaboradores comprobaron que en niños preescolares la adaptación de gafas
mejoraba más la ambliopía, de forma significativa, que en un grupo control sin
tratamiento. De forma inesperada mejoraron
tanto las ambliopías anisometrópicas como las estrábicas, teniendo en
cuenta que la mayor parte de estrábicas padecían hipermetropía se puede pensar
que incluso en estrábicos existe un factor ambliogénico por deprivación
sensorial refractiva. Recientemente se han publicado los resultados de un
estudio del P.E.D.I.G. en el que se confirman estas apreciaciones iniciales de
Clarke, en aquellos niños a los que se les adaptan gafas sin otro tratamiento
coadyuvante, hasta estabilizar la agudeza visual mejor corregida, se obtiene
una mejoría de 2 o más líneas logMar en un 60-70%, y se observa una mejoría
continuada de hasta 30 semanas de duración desde la prescripción de gafas.
5.2 Oclusión
La oclusión como técnica de
tratamiento de la ambliopía fue sugerida por vez primera por Buffon en 1743.
Actualmente está aceptada como la principal opción de tratamiento, pero se
plantean diversas cuestiones al respecto:
1. ¿Qué ojo debe taparse?
2. ¿Cuál es la mejor forma
de oclusión a utilizar?
3. ¿Cuánto tiempo se ha de llevar el ojo
ocluido?
Indicaciones
generales de la oclusión:
1. Estimular agudeza
visual del ojo amblíope en una desviación: La oclusión del ojo fijador
usualmente desarrolla rápidamente la visión del ojo amblíope especialmente en
niños pequeños.
2. Para prevenir o
vencer una correspondencia anormal: La oclusión deberá ser llevada en un
ojo constantemente para ayudar al desarrollo de la correspondencia retiniana
normal o para evitar una instauración absoluta de una correspondencia anómala y
se mantendrá hasta tanto no se haya logrado la visión binocular.
3. Para vencer la
supresión: La supresión se presenta como una respuesta sensorial contra los
primeros signos de una alteración en la visión binocular que son la confusión y
la diplopía. La supresión se realiza a través de un mecanismo de estimulación
inhibitoria del ojo fijador al ojo amblíope. Esta supresión puede ser
alternante o estrictamente monocular dependiendo del tipo de fijación usado por
el paciente.
4. Para vencer la
diplopía: La diplopía se presenta como respuesta sensorial a una visión
binocular alterada.
5. Para mantener en una
posición favorable inmediatamente después de la cirugía: La oclusión es
ocasionalmente de valor en casos de incomitancias postoperatorias.
6. En heteroforias:
La oclusión puede ser usada como un procedimiento de diagnóstico en casos de
heteroforias en las cuales hay alguna duda sobre si los síntomas reportados por
el paciente son debidos a una heteroforia o no. Si la oclusión de un ojo causa
la desaparición de los síntomas oculares del paciente, esto sugiere que los
síntomas, posiblemente, eran debidos a una anomalía de la visión binocular.
Régimen de oclusión
El régimen de oclusión se diseña
específicamente para cada paciente atendiendo a su edad, binocularidad, nivel
de agudeza visual y necesidades visuales. De forma orientativa, a continuación
se dan unas líneas generales que deben ser adaptadas para cada caso.
Edad: en los niños pequeños, cuando se está en la época de
máxima plasticidad del sistema visual, la oclusión constante de un ojo puede
tener efectos dramáticos sobre su agudeza visual. No puede realizarse una
oclusión constante del ojo dominante, ya que se corre el riesgo de provocar una
"ambliopía por oclusión" del ojo que con anterioridad no tenía ningún
problema. El régimen de oclusión que se instaure en un niño de hasta seis años
debe ser prudente y evitar en todo caso esa ambliopía secundaria. El régimen de
oclusión es en estos casos alternante o incluso, cuando el niño es muy pequeño,
intermitente.
Binocularidad: la oclusión puede ser constante,
todo el día, o intermitente, unas cuantas horas al día. Por lo general, se
recomienda la oclusión constante en casos de ausencia total de binocularidad,
es decir, para casos de estrabismo. Cuando existe cierto grado de
binocularidad, es más adecuada la oclusión intermitente, ya que no es
recomendable mejorar la agudeza visual a expensas de la binocularidad del
paciente. Así, se ha de evitar la oclusión constante en pacientes con ambliopía
anisometrópica, en casos Una oclusión intermitente, o también denominada
parcial, no ha de ser inferior a 2 ó 3 horas diarias; lo más recomendable son
entre 4 y 6 horas diarias y ha de ir acompañada de terapia visual activa.
Nivel de agudeza visual y necesidades
del paciente: un
factor a tener en cuenta cuando se considera el régimen de oclusión es la
agudeza visual del paciente y las tareas que debe desarrollar. Por ejemplo, un
niño en edad preescolar con una agudeza de 0,2 puede manejarse con la visión
del ojo amblíope. Por el contrario, un escolar con el mismo nivel de agudeza
tiene dificultades para realizar los trabajos escolares, y la oclusión puede
interferir en el proceso normal de aprendizaje e incluso en la práctica de
ciertos deportes.
Control de la oclusión
El control de oclusión
debe ser estricto y frecuente para evitar una ambliopía por oclusión del ojo
sano.
A menor edad del
paciente que se va a tratar con oclusión, más frecuentes deben ser los
controles. Es importante revisar, no sólo, la agudeza visual del ojo ambliope
sino también la del ojo fijador igual que su fijación para ver si han ocurrido
cambios o no, especialmente del ojo fijador. En algunos casos es importante
llevar controles hasta los nueve años de edad, asegurándonos que sus agudezas
visuales en ambos ojos, que seguramente hemos podido tratar de igualar,
permanezcan así hasta el final de su desarrollo ocular.
5.3 Terapia
visual activa:
La tendencia en el tratamiento
optométrico de la ambliopía es combinar la prescripción de gafas y la oclusión,
que se considera terapia pasiva, con terapia activa. En general, la terapia
para la ambliopía se diseña para remediar las deficiencias en cuatro áreas:
1.
Control oculomotor y fijación.
2.
Percepción del espacio.
3.
Eficacia acomodativa.
4.
Función binocular.
El objetivo de la terapia visual es la
normalización o mejoría considerable de las deficiencias que puedan existir en
las áreas enumeradas, con la subsiguiente igualación de las habilidades
monoculares de ambos ojos, para conseguir la integración final del ojo amblíope
en la función binocular. Según Cotter, se puede orientar la terapia visual
activa de la forma que se describe a continuación.
Habilidades
oculomotoras: En los ojos amblíopes se encuentra con frecuencia una
fijación inestable y/o excéntrica y las habilidades de seguimientos y
sacádicos se hallan disminuidas. Hay que mejorar las habilidades de los
movimientos de seguimientos y sacádicos.
Percepción espacial: De forma rutinaria se prescriben
actividades de coordinación ojo-mano. Son actividades motoras manuales que se
utilizan para mejorar la fijación y la agudeza visual del ojo amblíope,
realizándose en condiciones monoculares.
Habilidades de acomodación: Una herramienta efectiva en la terapia
de ambliopía son las técnicas tradicionales diseñadas para aumentar la amplitud
y flexibilidad de acomodación. Estos procedimientos acomodativos se realizan en
condiciones de fijación monocular del ojo amblíope.
Función binocular: En pacientes con ambliopía
anisometrópica y en ciertos casos de ambliopía estrábica, se recomienda la
realización de procedimientos antisupresivos. Estas técnicas requieren que el
ojo amblíope se active bajo condiciones de binocularidad, luchando contra la
inhibición provocada por el ojo dominante. Una vez eliminada la supresión, se
entra en una etapa de terapia binocular, aumentando las habilidades de
convergencia-divergencia y acomodativas en condiciones de ambos ojos abiertos.
En conclusión, el tratamiento de la ambliopía pasa
por la corrección óptica del error refractivo, oclusión del ojo dominante y
terapia visual. Mientras que la oclusión constante y total puede ser la forma
más efectiva de oclusión, también debe considerarse la edad del paciente, el
nivel de agudeza inicial y las necesidades visuales. En muchos casos puede que
un régimen de oclusión parcial sea no sólo el más apropiado, sino también el
más conveniente para el paciente. La edad no es un factor restrictivo del
tratamiento de la ambliopía; no obstante, se recomienda un tratamiento lo más
temprano posible.
6. Otros métodos para tratar la ambliopía:
1- Penalización Óptica: Una mayor
recuperación ha sido objetivada en aquellos casos que asocian penalización
óptica (generalmente hipocorrección de la hipermetropía) al tratamiento con
atropina en el ojo adelfo. Pero si comparamos la eficacia por separado, la
atropina por si misma con la graduación correcta, se ha mostrado más eficaz que
la penalización óptica sola con lentes positivos (miopización).
2- Actividades en visión cercana asociada a parche: La
realización de actividades en visión próxima no parece mejorar de manera
significativa en pacientes que son tratados por ambliopía anisometrópica,
estrábica o mixta (severa) con 2 horas de parche al día. Los pacientes mejoran
independientemente de las actividades visuales que estén realizando.
3- Levodopa y citocolina: Mejoría en AV y Resonancia
magnética RMN funcional. Existe un estudio
que sugiere que estos medicamentos administrados por vía oral mejoran la
agudeza visual y la mantienen estable especialmente en niños menores de 8 años.
4- Estimulación visual: Las técnicas de
aprendizaje perceptual parecen ser útiles para tratar niños con ambliopía
incluso después de que el tratamiento convencional ha fracasado. Pero mi
opinión es que no deben ser planteados actualmente como tratamiento de primera
línea sino como tratamiento de rescate para casos de mala evolución.
5- Filtros Bangenter:
Parece haber una más rápida mejoría visual si se asocian a la graduación en
ojos con ambliopía anisometrópica. Aunque la AV de ambos grupos al año de
tratamiento no fue diferente. Además
parece ser que presentan un alto grado de cumplimiento en comparación a otras
modalidades como el parche, presentando menor porcentaje de fallos
terapéuticos. Pueden ser una opción de
tratamiento inicial de ambliopía ya que comparado con el parche mostró una
mejoría de 1,9 líneas, mientras que el grupo de parche mejoró 2,3 líneas tras
24 semanas de tratamiento.
6- Lentes de contacto oclusoras: Pueden
ser una alternativa con diferentes patrones de iris y diámetros pupilares,
incluso en algunos casos se puede preservar la fusión periférica. Además son
estéticamente más aceptables que otras modalidades de tratamiento más
convencionales. Pudiera ser este factor algo positivo para conseguir un mejor
cumplimiento.
7- Acupuntura: A lo largo de este último
año ha suscitado gran interés el papel que tiene esta técnica de amplia
difusión dentro de la medicina tradicional china, y además se ha aportado evidencia
científica sobre sus beneficios en el tratamiento de la ambliopía, así como los
posibles mecanismos de acción que subyacen en el éxito de este tratamiento.
8-Cirugía refractiva en astigmatismos elevados: Resulta
de enorme interés los datos aportados en una publicación sobre los mecanismos
que subyacen a la ganancia de agudeza visual incluso en pacientes adultos con
visión subóptima (incluso ambliopes) con su mejor corrección, tras realizarles
intervenciones de cirugía refractiva, que nos lleva a plantearnos que en
ocasiones uno de los factores limitantes a la hora de rehabilitar la agudeza
visual son los propios tratamientos ópticos que empleamos que en ocasiones no
permiten el potencial visual máximo de los pacientes a los que se los aplicamos.
7. Parche
vs atropina
El parche ha sido usado durante décadas para
tratar la ambliopía mientras que la utilización de atropina se ha extendido más
recientemente, siendo la primera publicación sobre su uso en estos paciente de
Baldone en 1963.
La atropina se utiliza
como colirio diluido al 1% instilándose en el ojo sano bloqueando la inervación
parasimpática de la pupila y el músculo ciliar causando midriasis y parálisis
de la acomodación. La borrosidad que genera es mucho mayor en
ojos hipermétropes desde el momento en que el enfoque no es posible para
conseguir una buena visión cercana e incluso lejana.
En un estudio clínico apadrinado por el
P.E.D.I.G. el parche 6 horas al día fue
comparado con 1 gota de atropina todas las mañanas en 419 niños entre 3
y 7 años con agudezas entre 0,5 y 0,2 (ambliopías moderadas). A los 6 meses la
mejoría media fue de 3,16 líneas en el grupo de parche y 2,84 en el de
atropina, los investigadores no encontraron diferencia significativa entre los
grupos, aunque destacaron una mayor rapidez en la mejoría en el grupo de
parche, por otro lado, la atropina obtuvo una mayor aceptación basada en un
cuestionario formulado a los padres.
Este estudio fue prolongado 18 meses más y tras 2 años de seguimiento las mejorías
medias fueron de 3,7 líneas en parche y 3,6 en el grupo de atropina, la
hipótesis de que la atropina podría mejorar o tener mejor estereopsis tras el
tratamiento no pudo ser confirmada con los resultados que se obtuvieron.
Por otro lado, con tratamiento con atropina
la corrección hipermetrópica en gafas del ojo tratado se puede reducir para
aumentar de esa forma el efecto de la atropina. En el estudio comparativo de
atropina Vs parche fue norma habitual realizar este tipo de maniobra en
aquellos niños que en alguna visita intermedia no habían respondido.
En otro estudio PEDIG comparó la eficacia de
la atropina los fines de semana contra la atropina diaria, en ambliopías
moderadas (0,5 a 0,2 con su mejor gafa), resultando la mejoría de 2,3 líneas en
ambos grupos, de esta manera concluyeron los investigadores que ambas pautas obtienen mejoría de AV de
similar magnitud.
Durante el tratamiento con atropina, la
visión del ojo sano ha de ser comprobada para asegurarnos de que no aparece
ambliopía inversa iatrógena, aunque hay que tener en cuenta que el aumento de
aberraciones por la midriasis genera una leve reducción de agudeza visual en el
ojo tratado, especialmente si se aplica la graduación ciclopléjica.
En cualquier caso, de 329 niños
tratados de ambliopía con atropina en estos estudios solo 1 padeció ambliopía
inversa que tuvo que ser tratada y 2 pacientes tuvieron un empeoramiento de su
visión de más de 1 línea en la última visita.
Parece ser que los niños con ambliopía
severa, menores de 4 años con tratamiento diario con atropina e hipermetropías
altas parecen tener más riesgo de ambliopía inversa.
Otra de las razones de la poca popularidad de
la atropina era la creencia de que hasta que no cambiaba la dominancia ocular
al ojo ambliope no era efectivo el tratamiento farmacológico. Los estudios del
PEDIG han demostrado que el cambio de
dominancia no es necesario para que la atropina sea efectiva, incluso no es
necesario que disminuya la AV del ojo dominante. Se especula que esto es
debido a la penalización que ejerce la atropina al crear borrosidad de las
frecuencias espaciales altas en el ojo tratado.
Para ambliopía severa (visiones menores de
0,2) disponemos de un estudio en el que la agudeza visual en niños jóvenes
mejoró una media de 4,5 líneas con atropina y 5,1 líneas en el grupo de
atropina más lente neutro en niños de 3 a 7 años; y 1,5 líneas (atropina) y 1,8
líneas (atropina + lente neutro) de media entre 8 y 12 años. Lo cual nos lleva
a afirmar que la atropina también es eficaz en estos pacientes. Aunque claramente
es más eficaz en los niños más jóvenes.
Otro trabajo confirma que el tratamiento con
parche o atropina lleva a unos grados similares de mejoría en niños de 7 a 12
años de edad afectos de ambliopía moderada, incluso 1 de cada 5 llegó a
agudezas de 20/25 o mejor en el ojo ambliope.
La atropina
aplicada en el ojo sano comparándola con la oclusión no mostró ningún efecto
adverso en cuanto a refracción tras 2 años de tratamiento. Además el proceso de emetropización
es similar a la población normal en anisométropes tratados y el uso de gafas y
parche no tiene efectos tampoco en este proceso.
8. Otros
estudios de interés:
Es oportuno
referir los experimentos de David Hubel y Torsten Wiesel:
Estos autores suturaron los párpados
de un ojo a gatos de una semana de vida, y cuando transcurrieron dos meses y
medio volvieron a reabrir los párpados de este ojo. El resultado fue que las
capas de células que en el cuerpo geniculado reciben información de este ojo
ocluido aparecían al microscopio pálidas y mucho más delgadas que sus
compañeras que recibían aferencias procedentes del ojo normal. También
comprobaron que las células de la corteza cerebral perdían la conexión con el
ojo ocluido, activándose, sin embargo, al estimular el ojo normal. Los gatos
quedaban ciegos en su comportamiento del ojo que se había suturado.
Continuando con otros experimentos, en
base a la forma de practicar la oclusión, más que la privación de luz, vieron
que fundamentalmente era la privación de estímulos morfológicos los
responsables de este deterioro histológico. Determinaron, asimismo, la
existencia de un periodo crítico, período sensible o período
de susceptibilidad, por supuesto temporal, durante el cual transcurren los
hechos referidos. Este periodo, en el gato, se extiende entre el primero y
cuarto mes. La oclusión de un ojo en un gato adulto no producía estos efectos.
Ello significaba que el efecto nocivo de la privación monocular se produce
solamente cuando ocurre sobre neuronas en estado de inmadurez.
Pero Hubel y Wiesel precisaron
más, pues necesitaban saber las posibilidades de recuperación. Observaron que
si abrían el ojo que se había suturado, después de llevar como mínimo una
semana y no se practicaba ningún tratamiento, el daño continuaba igual. Sin
embargo, cuando se practicaba la oclusión del ojo bueno, siempre y cuando se
hiciera durante la época del periodo crítico (antes de los cuatro
meses), se obtenía recuperación del ojo ambliope, algo que no se producía si la
oclusión se iniciaba posteriormente. Piensan estos autores que la ambliopía
por deprivación es debido a destrucción de conexiones que ya
existían en el nacimiento y no a la falta de formación de las mismas. Y, por
último, algo que fue extraordinariamente interesante, y es que cuando el
experimento de suturar los párpados lo hicieron en los dos ojos, no encontraron
un efecto nocivo doble como era lo presumible, sino que lo comprobado fue que
había un mayor número de células corticales receptivas. Es decir, el control es
mayor ocluyendo los dos ojos que haciéndolo sobre uno, como vimos antes al
hacer referencia a la ambliopía postestrábica.